‘Celeste’: thriller y costumbrismo que engancha
La ágil comedia del escritor y director Diego San José se entrelaza con la brillante maestría de la directora Elena Trapé, dando lugar a un nuevo género que combina el thriller con el costumbrismo.
Carmen Machi en el cartel oficial de 'Celeste'. Movistar Plus+
El constante oleaje de estrenos en las plataformas –cada Viernes, más y más–, esconde joyas preciosas entre los catálogos. Series infravaloradas, poco conocidas pero con mucho potencial: demasiado para ser desechadas de tal manera. Pero esta ignorancia no va a ser la causa del entierro de ‘Celeste’, la nueva de Movistar +, que llega pisando los talones a cualquier estreno anticipado.
Sin saber cómo, los suscriptores se están tragando una serie de aventuras y Hacienda, en que los malos se convierten en buenos. Pongámonos en situación: la prejubilación de Sara Santano, inspectora de la Agencia Tributaria, se ve sacudida por el caso más importante de su carrera –y, en el fondo, de su vida–. demostrar que Celeste, la gran estrella musical latina, reside en España y tiene que pagar aquí sus impuestos. Los ecos del “caso Shakira” retumban por todas partes, y eso nos interesa.
La comedia ágil de Diego San José –al que España le debe todo por sus ‘Ocho Apellidos’– se mezcla con la genialidad de Elena Trapé: ambos directores se juntan para crear un nuevo género, entre el thriller y el costumbrismo. Lo que hace especial a Celeste no es sólo su trama, sino el ambiente que respira. Desde las oficinas grises de la Agencia Tributaria hasta los salones de peluquería que sirven como escenario para las conversaciones más reveladoras, la serie retrata un universo que rara vez vemos en televisión. Todo se adereza con un humor sutil, casi resignado, que hace llevadero incluso el tema más pesado.
La serie está creada por Diego San José, dirigida por Elena Trapé y protagonizada por Carmen Machi, Manolo Solo, Andrea Bayardo, Antonio Durán Morris, Aixa Villagrán, Clara Sans, Jesús Noguero y Marc Soler.
Celeste teje una historia cargada de ironías sobre la sociedad contemporánea; más concretamente, sobre ese rincón de la vida cotidiana que preferimos ignorar: los impuestos. Aquí no se trata solo de cifras, sino de lo que representan. Sara Santano, interpretada por Carmen Machi, pone rostro a un universo normalmente opaco y lo hace irresistible.
Machi logra algo bárbaramente raro en ficción: que empaticemos con alguien que controla, fiscaliza y señala. Sara no es una heroína al uso; es imperfecta, gruñona, y en sus momentos más bajos, parece odiar su trabajo. Pero en cada mirada que lanza sobre su mural de pruebas, notas una chispa de orgullo por su labor, una justificación de años invertidos en el tedio de las cifras. Esa chispa también ilumina los rincones más humanos de su historia: el club de baile donde parece recuperar la vida, los intentos fallidos de conectar con su hija, o las cenas en soledad frente a una sopa de sobre.
A pesar de no ser la serie más mediática y anticipada, Celeste es una de las ficciones más sólidas e inesperadas del año. Sí: a finales de año, llega, y supera al resto. La química entre Machi y el resto del elenco, la dirección y una narrativa arriesgada –apostando por lo burocrático–, hacen de esta serie una experiencia distinta, necesaria y, por encima de todo, entretenida. Celeste no solo engancha, sino que deja huella. Es una serie que te hace reflexionar sobre la vida, el trabajo y la moralidad, todo ello sin sacrificar ni un ápice de diversión. Porque si algo demuestra Carmen Machi con su personaje es que incluso las aristas más grises de la sociedad pueden teñirse de humanidad.
