Avril Lavigne revive la época de los 2000 en Barcelona
La Princesa del Pop Punk deslumbró con un concierto inolvidable en el Cruilla Festival, dejando una huella imborrable en la memoria de todos los asistentes.
Una de las citas imprescindibles del Festival Cruïlla era sin duda la actuación de la mítica artista canadiense Avril Lavigne, quien llevaba casi dos décadas sin pisar un escenario en la ciudad condal. Y es que, el pasado 12 de julio la cantante, conocida popularmente como Princesa del Pop Punk, realizó uno de esos conciertos que no se olvidarán con el paso del tiempo.
Avril Lavigne inició su concierto con “Girlfriend”, uno de sus temas más icónicos cuya trascendencia aún comparten las generaciones más jóvenes. Si bien la costumbre dicta para muchos artistas que las canciones más populares o exitosas se deben reservar para el final, la canadiense no necesitó hacer uso de ese gancho, pues sabía que el público disfrutaría de todo el setlist y que cualquiera de sus temas ofrecería un final apoteósico. Esa brillante decisión, que denota la supremacía de su legado y su trayectoria, la llevó a continuar con canciones como “What The Hell”, “Complicated” o una de las que mejor funcionó en el directo, “Here’s to never growing up”, con la que todos se dejaron la voz.
Uno de los puntos fuertes del espectáculo fue la expectación que se mascó ya desde mucho antes de que la canadiense saliese; todos parecían incrédulos de estar a punto de experimentar ese concierto, y eso hizo que las melodías se entonaran con más fuerza y emoción.
Con dos corazones atravesados por tibias de piratas, un espectacular juego de luces, llamaradas de fuego, mucho humo y una gran presencia del color rosa, la atmósfera del show de Avril Lavigne acompañó a la artista en la hora y media que duró su actuación. “My Happy Ending”, “Bite Me” o “Love it when you hate me” fueron algunas de las canciones que, a pesar de ir conduciendo al final del show, se sintieron como una tirita en el corazón.
Avril Lavigne rompió esa distancia, tanto literal como figurada, interactuando en todo momento con sus fieles fans, felicitando a una pareja que se comprometió durante sus primeros temas y rociando con cava y confetti a todos los afortunados de la barricada. El clímax del concierto llegó con “Sk8er Boi”, canción dónde la afonía no venció a todos los que cantábamos desgarrándonos la garganta; porqué un himno así se grita obligatoriamente. ¿Cuántas veces va a vivir uno un show de ese nivel en su vida?
Como una sobredosis de nostalgia, la cantante repasó canciones que han influenciado y marcado un antes y un después dentro de la industria musical. Pero es que, Avril Lavigne no es solo la sombra de la estrella que un día fue, sino que sigue siendo una gran artista, capaz de seguir moviendo a las masas con su música. Desde “Girlfriend” hasta el último “I’m With You” que interpretó, los asistentes volvimos a tener un reproductor mp3 en el bolsillo, una Super Pop esperándonos en el quiosco de la esquina y el canal de televisión MTV puesto a todo volumen.